VIAJE AL "DESIERTO"
EL CAMINO AL PROTO MONASTERIO RURAL PAVEL FLORESKIJ
Luego de una fuerte tormenta que cayó sobre la región este de la provincia de Entre Ríos, Mons. Teofano se encuentra por la mañana temprano en la términal de Ómnibus de la ciudad de Concordia con el Archidiacono Baasil, para emprender el camino al “desierto”.
Terminal de Omnibus de la Ciudad de Concordia - Provincia de Entre Ríos
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Colectivo de la Empresa "El Lucerito" que nos llevaría a la población de CALABACILLA
Pasando frente a la entrada de la Escuela Agrotécnica "Gral. San Martín" donde estudió el Archidiacono Baasil
El edificio de la Municipalidad en Calabacilla
Teofano y Baasil viajando en la caja de una camioneta hacia el futuro Proto Monasterio Rural
Tomamos el colectivo “Lucerito” que
realiza pocos viajes durante el día a diferentes colonias que abundan
en el departamento de Concordia, en la Provincia de Entre Ríos. Uno de
los lugares, era “Calabacilla”, cercana a la población de Puerto Yeruá
sobre el Río Uruguay, “río de los pájaros”.
El
poblado de unos 250 a 300 habitantes, nació a principios del siglo XX
(1900), cuando por la zona se estableció una estación de tren que se
denominó “Calabacilla”, supuestamente por la gran cantidad de plantas de
“mate”. La zona comenzó a desarrollarse lentamente, con la
forestación, aserraderos y quintas cítricas que hasta el día de hoy
predomina como principal producción.
La calle principal que recorre toda la población
Templo Evangelico en Calabacilla
La Vieja Estación de tren de Calabacilla
La vieja Estación de tren de Calabacilla
Subimos al colectivo de la empresa “El Lucerito”
y comenzamos nuestra marcha que duro aproximadamente cuarenta minutos.
En el trayecto pasamos frente a la Escuela Agrotécnica “General San
Martín” sobre la ruta, donde nuestro Archidiacono estudió y aprendió
todo sobre labores del campo, sumando así conocimiento a todo aquello
que sus padres le enseñaron. En “Calabacilla” también esta la Escuela
Primaria Nro. 22 “Madre Patria”. Posee una Capilla Católica Apostólica
Romana, “Sagrado Corazón de Jesús”, y un templo Evangélico Bautista,
ambos sobre la calle principal del pueblo asfaltada hace dos o tres años
atrás según me contaron los lugareños.
“Calabacilla”
era una población que prometía mucho progreso como muchas colonias de
la provincia de Entre Ríos, pero las crisis económicas, y la casi
desaparición del servicio ferroviario, provocó el estancamiento y
emigración de los habitantes.
La casa de la familia Avit construida hace mas de 30 años
El interior de la casa de la familia
Avit, se destacan todos muebles antiguos de campo. En la imagen, la
repisa en el cuarto de Baasil, donde está su pequeño altar
Biblioteca de Baasil
El humilde cuarto de Baasil con su ventana que da al campo
Libro de uno de los principes mas importantes de la ortodoxia que hoy es leyenda
Hoy,
la pequeña población cuenta con una cooperativa de agua potable, en
materia de salud, una sala de primeros auxilios. Para casos mas
complejos, deben viajar para la ciudad de Concordia a unos pocos
kilómetros. Posee su destacamento policial, una estación de servicio, y
en materia de producción, abundan las quintas citrícolas de naranjas,
mandarinas y limones, con el agregado de hace unos años de la producción
de arándanos.
Testigo
del pasado, esta la vieja estación de tren de Calabacillas, cuyas
paredes y techo son un silencioso monumento a un pasado que fue
prometedor, pero que hoy evoca las aspiraciones y esperanzas de los
pioneros que se instalaron en el lugar hace mas de un siglo.
Calabacillas
es parte del Municipio de Estancia Grande que une tres poblaciones:
Estancia Grande, Calabacillas y Yuquerí Chico con una población total
estimada en 2.500 habitantes.
La parte alta del campo, dedicada a la ganadería
Uno de las vertientes que cruzan el campo
El inicio de una larga caminata donde recorrimos todos los extremos del campo
Teofano junto a unas Tunas del lugar, las cuales en la región, su fruto es comestible
Teofano y Baasil
Uno de los tramos del arroyo Yerua
En
Calabacillas, desde joven, el archidiacono Baasil aprendió junto a sus
padres las labores del campo y en la escuela el aprendizaje técnico del
mismo. Sin embargo a pesar que el campo significaba para él parte
esencial de su vida, se acerco a la capital del departamento, la ciudad
de Concordia bajo la protección espiritual de San Antonio de Papua, a
estudiar el profesorado de historia.
Sus
estudios lo llevaron a conocer mas sobre la historia del mundo antiguo
ejerciendo sobre él gran fascinación la historia del Imperio de Bizancio
y la asombrosa epopeya de los Zares de Rusia. Finalmente, fue
“llamado”: En la soledad del monte, donde la luna es una luz que
hipnotiza el alma, que la hace reposar con delicadeza como la flor que
navega en un manantial, es donde sintió la magia sagrada de la creación,
y en ella su necesitad de acercarse a su Arquitecto. Y entonces oró. Y
no ha dejado de hacerlo desde entonces.
Hoy su tierra es el lugar elegido para comenzar
a levantar el Proto Monasterio Rural Pavel Floreskij, donde personas
como él, también descubran en la soledad de la contemplación, vivir bajo
una perspectiva mágica, interiorizando la obra magna de la creación
para lograr desencadenar desde lo más profundo del espíritu, la oración
incesante, que nos lleva al camino mas elevado de la realización
espiritual: la theosis.
El
lugar es hoy una tierra para encontrar la paz espiritual. Un sitio
donde se forman monjes guerreros, aquellos que luchan por la conquista
del reino de los cielos que habita en el interior de uno. Aquellos que
acudan al sitio, escucharán el paso el arroyo Yerúa, que dio de beber y
tomar a charruás y guaraníes en tiempos donde la Cruz todavía no había desembarcado proveniente del viejo continente.
Recorriendo la parte baja del campo, cercana al arroyo Yeruá
La belleza del sol filtrándose a través del monte.
Una sencilla ceremonia de la Hermandad de los Nazareos en el monte
Antimisio de los Nazareos
El
Yeruá vió pasar ejércitos portugueses y españoles en una época, y luego
eran ejércitos de las Provincias Unidas del Río de la Plata , del
Imperio del Brasil y del Paraguay de los Solano López. Tierra que pisó
José Gervasio Artigas y Ricardo López Jordán; donde transitaron los
Jesuitas en camino a las Misiones que finalmente serían devoradas por la
selva.
El
monte me recuerda a la descripción del “Desierto” de Sarov. Aunque este
era un bosque poblado de robles y pinos con animales como osos, zorros,
alces y muchos pájaros, el monte que rodea al Yeruá por momentos es
silencioso y en otros los pájaros se hacen presentes : el pirincho, el
urataú, el majestuoso cardenal, el biguá, que dice la leyenda que es el
espíritu de un indio guaraní que busca a su amada sumergiéndose en el
agua de los arroyos.
Lo
cierto es que se suele pensar que el “desierto” es solamente un lugar
vacío, pero lo cierto es que uno abandona todo y se interna en la
soledad del “desierto” en la búsqueda de Dios.
En
el presente, el Proto-Monasterio Rural evoca la vida y muerte de un
mártir de la Ortodoxia , que renovó la teología tradicional del
Cristianismo, y que entregó su vida para evitar que el ateismo genocida
comunista acabara con el alma del pueblo ruso. Su obra, su vida, es hoy
el ejemplo de todos los que acudirán un día a nuestro Proto-Monasterio Rural Pavel Floreskij.
Xristos Anesti!
Mons. Teofano, Juan Manuel Garayalde
Eparca Coadjutor de Buenos Aires para la República Argentina de la Santa Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa, rama autocéfala bielorrusa - Pro-Patriarcado Ecuménico de las Américas, Eurasia, África y Oceanía, Sucesión Sto. Wolodymir I
01 de Septiembre de 2011
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