SALUDOS DE FIN DE AÑO
2014-2015
A todos los hermanos que nos siguen y apoyan en esta tarea de continuar la edificación del Proto Monasterio Rural Pavel Florenskij, queremos desearles un muy buen fin de año, y mejor Año Nuevo 2015.
Que Cristo nos encuentre unidos, y que en cada uno de nosotros, la Oración del Corazón se repita incansablemente, para llegar a conocer a Aquel que nos ha brindado, brinda y nos brindará todo en vida y más allá.
Para terminar, compartimos un texto de Fray Mamerto Menapace, un escritor argentino, monje benedictino, al cual admiramos por la difusión que hace de nuestras costumbres "gauchas" unidad de forma pedagógica a la Santa Biblia.
Хрыстос Уваскрос!
+TEOFANO BAASIL+
"Sólo el albitrio del hombre
puede ayudarlo a salvar;
no hay ausilio que esperar,
sólo de Dios hay amparo"
José Hernández - "Martin Fierro"
BALANCE DEL AÑO
"Mi percepción a
medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes
y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma
en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de
amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado
nuestros egos y nuestros apegos. Por eso, no debiéramos tenerle miedo al
sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de
aprendizaje. Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla, depende
de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo
del cultivo de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé
desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder
hacerlo. “Ser feliz es una decisión”, no nos olvidemos de eso. Entonces, con
estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un
buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser
mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas: - a aprender a amar
- a dejar huella - a ser felices.
En esas tres cosas
debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y creo que hay tres
factores que ayudan en estos puntos:
-Aprender a amar la
responsabilidad como una instancia de crecimiento. El trabajo sea remunerado o
no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra salud mental.
Ahora el significado del cansancio es visto como algo negativo de lo cual
debemos deshacernos y no cómo el privilegio de estar cansados porque eso
significa que estamos entregando lo mejor de nosotros. A esta tierra vinimos a
cansarnos,.......
-Valorar la libertad como
una forma de vencerme a mí mismo y entender que ser libre no es hacer lo que yo
quiero. Quizás deberíamos ejercer nuestra libertad haciendo lo que debemos con
placer y decir que estamos felizmente agotados y así poder amar más y mejor.
-El tercer y último punto
a cultivar es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese maravilloso talento
de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas
mejores. Hacernos cariño y tratarnos bien como país y como familia, saludarnos
en los ascensores, saludar a los guardias, a los choferes de los micros,
sonreír por lo menos una o varias veces al día. Querernos. Crear calidez dentro
de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines
aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida.
Nuestras casas independientes de los recursos, se están volviendo demasiado
perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.
Tratemos de crecer en lo
espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle
sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia espiritual. Tratemos
de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos
“antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de
casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias.
Si logramos trabajar en estos puntos y yo me comprometo a intentarlo, habremos
decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace
entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con
los problemas que tengamos sino que con la ACTITUD con la cual enfrentemos lo
que nos toca.
Dicen que las alegrías,
cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés.
Se achican.
Tal vez lo que sucede, es
que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado esta
mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las
penas no nos lastimen por dentro".
Fray MAMERTO MENAPACE
Monje benedictino