viernes, 2 de mayo de 2014

Y la culpa es del caballo...





Y LA CULPA ES DEL CABALLO….




PROPÓSITO DE ENMIENDA
Fray Mamerto Menapace (*)

Boliche que encontrara en su camino, seguro que se  detenía para ingresar y tomarse unas copas. Ya la cosa ya  se había hecho habitual. Tanto que el caballo no necesitaba ninguna indicación especial. Simplemente, al pasar frente a uno de esos establecimientos rurales que suelen quedar en el cruce de dos caminos, el noble animal detenía su andar y enfilaba para la sombra de los árboles que cobijaban el palenque.

El cura le reprochaba su debilidad, y le hacía ver los efectos negativos que su conducta traía para su familia y sus deberes. Pero, el buen hombre se escudaba echándole 

la culpa al caballo que, sin él pedírselo, lo llevaba indefectiblemente a desmontar justamente frente a los boliches del camino.

-Pero, mi amigo, ¿cómo se va a dejar dominar por un irracional? Es usted el que tiene que indicar al animal lo que se debe hacer. No puede dejarse imponer las decisiones por el simple instinto de una bestia a la que ustedmismo ha mal enseñado. Cuando su flete quiera dejar el camino y arrimarse a donde no debe, es ustedquien tiene que darle un talonazo y obligarlo a seguir adelante.

Cómo puede ser que siendo usted el que lo monta, sea él qui';en decida algo tan importante comosabercuándo y dónde tiene que desmontar?.

La argumentación es irrefutable. Y no tuvo más remedio que reconocer la verdad de lo que se le decia. Por lo que humildemente  prometió hacer el esfuerzo necesario, esperando poder vencer en la próxima ocasión. Al menos, és fue su buen propósito.

Pero, para regresar a su rancho tenía necesariamente que pasar frente a un boliche demasiado conocido por su montado. Y cuando sintió que éste hacía el amago de detenerse para dejar el camino, se acordó de su buen propósito y sacando fuerzas de no se sabe dónde, le dio  un talonazo al animal obligándolo a comenzar el galope para alejarse del lugar.

Yal hombre le agarró tal alegría por el triunfo que había conseguido, que deteniendo su caballo, pegó media vuelta diciéndose:

-¡Bien, canejo! Lo conseguí. La cosa merece un trago.


 Cuadro del artista argentino Molina Campos


(*) De “Cuentos Tocayos” – Editora Patria Grande – Buenos Aires 2012.-



PROTO MONASTERIO RURAL PAVEL FLORESKI
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